Resolver esos grandes retos de tu empresa (tú sabes de qué hablo) no va de cambiar la forma de trabajar, mejorar el liderazgo, sesiones de teambuilding, hacer marketing digital o meter tecnología. Va de algo más profundo, de mayor calado.

Estoy al frente de una empresa familiar con 105 años de antigüedad, con personas que llevan más de 40 años en la empresa, en un sector que está experimentando cambios vertiginosos en los últimos años (si parece rápido lo del sector tecnológico, lo que está pasando en el sector agro le da mil vueltas). Los costes cada vez son más elevados, suministros, inputs y sobre todo mano de obra que es un 70% de nuestros costes.

Personalmente siempre he tenido mucha inquietud por profesionalizar la empresa para mejorar nuestra calidad de productos y servicios y en los 3 años anteriores habíamos probados con consultoras para la implantación de mejora de procesos, análisis estratégico, creación de cuadros de mandos…. Sonaba todo muy bien, fueron grandes inversiones, pero no consiguieron el resultado esperado. No puedo decir que fue un error porque en la vida a veces se gana y a veces se aprende, pero sí que crearon desilusión en el equipo.

Por pura casualidad (o más bien por las causalidades y sincronías que pasan en la vida), un amigo/empresario, que es un gran referente para mí, me envió una publicación de Héctor que hablaba de la cultura de los países y como según el entorno en el que estás puede moldear tu cultura adaptándote. Según la iba leyendo cada vez me iba gustando más.

Me inscribí en su newsletter y fue leyendo otras publicaciones anteriores y cada vez tenía más la sensación de como si Héctor me estuviera leyendo la mente, porque decía justo lo que yo quería que pasara en mi empresa.

Al principio me resistía a contactarle por varios motivos:

Sentía que nuestra empresa era muy pequeña y que igual no le interesaba este proyecto.

Que teníamos dos experiencias recientes que habían dejado un poso de desilusión en el equipo y que iban a pensar: “otra más!!!”…

Pero como las ganas de avanzar y mejorar eran más fuertes que mis dudas y resistencias y finalmente me puse en contacto con él. Desde el principio se confirmó lo que veía sintiendo al leer sus publicaciones…. Sentía que era ÈL, que era la persona que nos iba a ayudar a cambiar.

El trabajo realizado ha sido intenso, nos ha enseñado a ver las cosas de forma distinta, a poner en valor nuestro trabajo y nuestro producto, nos ha pinchado o incomodado para que saliéramos de la zona de confort, a filtrar clientes sin tener la sensación de vértigo al vacío. Esto al principio no fue fácil, nos chocaba mucho.

Héctor trabaja de una forma fresca, intensa, personalizada para cada proyecto, como un torbellino que te contagia a moverte.

Durante el proceso ha habido momentos de dudas, de miedos, quizás hasta de desánimo y Héctor nos ha acompañado a salir adelante de todos ellos y a entender que son normales en un proceso de transformación.

Tras 10 meses de proyecto tengo la sensación de que “esta vez SÍ” y sobre todo porque esta vez no soy yo sola quien lo ve o tira del carro, esta vez es el equipo que ha participado en el proyecto el que está motivado, dinámico, con ganas de hacer nuevas cosas, que se da cuenta de la importancia del trabajo que hace y porque lo hace, que valora a la empresa en la que trabaja, que se siente parte de ella y quiere ser parte de todo lo bueno que venga y que incluso en la faceta personal, porque si, porque al ser personas no podemos separar lo personal de lo profesional, también en esta faceta Héctor le ha ayudado a hacer mejoras en su vida.

Y analizando ahora lo que fueron los proyectos anteriores realizados y comparándolo con el de Héctor, la diferencia para mí es que los anteriores no consiguieron cambiar a las personas.

Héctor logra transformar las empresas, transformando a las personas que las integran.

Nos queda camino por recorrer, no sé si mucho o poco, pero realmente no importa, ya que estamos disfrutando mucho de recorrerlo.

Muchas gracias Héctor por confiar y conectar con nuestra empresa”.